La carraca fue un buque de gran tamaño de la Europa medieval del siglo XIV empleado para el comercio de largas travesías y, en ocasiones, para la guerra. Te presentamos en este artículo la historia de este tipo de barco, sus características, primeras construcciones y las mejoras que se le fueron incorporando.
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¿Qué es una carraca?
La carraca era un barco grande, que fue utilizado a finales de la Edad Media, específicamente entre los siglos XIV al XVII, empleado para realizar largos trayectos marítimos.
Se desarrolló con mayor auge en los países meridionales europeos en la época de mayor apogeo comercial y expansión marítima.
Se distingue por su alto castillo de popa, el cual es la estructura que está en la parte posterior encima de la cubierta principal del barco. En Tipos de Barcos podrás conocer información de embarcaciones similares.
Asimismo, la carraca contaba con un castillo de proa, en el extremo delantero, un bauprés, que es el mástil que sale hacia adelante e inclinado en la proa. Es también llamado llave de los palos o de la arboladura.
Igualmente, la carraca tenía una cintura baja. Por lo general, tenía un aparejo de vela cuadra utilizado antiguamente por los barcos de vela en la parte posterior, en el trinquete o mástil principal y en el palo mayor, mientras que en la mesana tenía una vela latina, en forma de cuchillo o triangular, diseñada para ser impulsada por el viento.
La carraca, no sólo incorporaba por primera vez las estructuras de los castillos en el casco, sino que ya contaba con todos los elementos básicos del aparejo que se fueron utilizando y ampliando a lo largo de los siglos siguientes.
En su forma más desarrollada, fue un navío oceánico construido con entarimado tallado lo suficientemente grande como para ser estable en mares pesados, y para soportar una gran carga y provisiones necesarias para viajes prolongados.
Portugal fue uno de los países medievales que empleó con mayor frecuencia la carraca con sus tres o cuatro palos y que se derivó de la carraca de un solo mástil.
Como predecesor del galeón, la carraca fue uno de los diseños navales más influyentes de la historia y, aun cuando los barcos se fueron especializando en los siglos siguientes, el diseño básico de este barco permaneció inalterado durante todo este periodo.
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Historia de la carraca
En el siglo XIV, los europeos occidentales solían a aventurarse constantemente en las aguas del Atlántico para la conquista de nuevos territorios y generar el comercio de nuevas y exóticas mercancías.
Por ello, las distintas compañías implicadas requerían de un barco muy fiable que desafiara la inmensidad del mar y sus poderosas tormentas inherentes y que, al mismo tiempo, pudiera transportar suficiente carga a fin de lograr que fuera rentable llevar a cabo el viaje.
El carguero de tipo carraca, para su época, era un diseño de vanguardia fabricado en tamaños cada vez más diferentes por constructores navales con sede en España, Portugal, Francia y otras naciones con costa.
A finales de la Edad Media, se comenzó a diseñar las embarcaciones con aparejo tipo cuadra, equipadas con un timón en la popa, apropiadas para los recorridos a lo largo de las costas de Europa, desde el Mediterráneo hasta el mar Báltico y más tarde por el Atlántico.
Se destacó sobre todo en el siglo XIV, siendo una creación de los portugueses para poder llevar a cabo sus exploraciones allende los mares.
Tenía una configuración básica que constaba de un casco con calado considerable, lo que en náutica se refiere a la distancia vertical entre un punto de línea de flotación y la línea base o quilla, incluido el espesor del casco. Asimismo, tenía sus mástiles y una enorme vela rectangular.
Dadas las condiciones del Mediterráneo, se usó primordialmente en sus primeras incursiones para operaciones comerciales, a la par de los barcos de tipo galera y naves de dos mástiles, incluidas las carabelas con sus velas latinas.
Éstos y otros tipos de embarcaciones similares eran ampliamente conocidos por los navegantes y armadores, en general, pero mayormente empleados por los portugueses.
A medida que éstos fueron extendiendo su comercio cada vez más al sur de la costa atlántica africana durante el siglo XV, necesitaron barcos de vela más grandes, duraderos y avanzados para sus largas aventuras oceánicas.
Poco a poco, desarrollaron sus propios modelos de carracas oceánicas a partir de la fusión y modificación de aspectos de los tipos de barcos que ya conocían operando tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, generalizando su uso a finales de siglo para los viajes interoceánicos.
Gracias a su avanzada configuración de aparejo de velas, le permitía una mejor navegación frente a fuertes vientos y las olas del océano Atlántico, así también contaba con una forma y tamaño del casco que permitía cargas más grandes.
Estas embarcaciones que construyeron los portugueses se distinguieron por ser las que, para esa época, podían transportar a menudo más de 1.000 toneladas en sus travesías hacia la India China y Japón.
Además de las naos de tonelaje medio, también se construyeron algunas carracas de gran tamaño en el reinado de Juan II de Portugal, pero sólo se hicieron populares después del cambio de siglo.
Durante los 100 años siguientes, los portugueses controlaron el comercio de las Indias Orientales, enviando una flota a la India casi cada año, programada para coincidir con los vientos monzones.
Una carraca típica de tres palos, como el São Gabriel, podía constar de seis velas: bauprés, trinquete, vela o palo mayor, vela de mesana y dos gavias.
Las carracas también fueron utilizadas por el famoso navegante portugués Vasco de Gama en su exitoso primer viaje en el que navegó directamente desde Europa hasta la India cruzando por el Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur del continente africano.
En 1498, de Gama partió de Portugal con 170 hombres, 3 carracas y una carabela; regresó 22 meses después con sólo 2 barcos y 55 hombres. Había navegado 24.000 millas y pasado 300 días en el mar.
En esa época de descubrimientos, se constituyó en el viaje oceánico más largo que se había efectuado en esa época.
A mediados del siglo XVI se desarrollaron los primeros galeones a partir de la carraca, los cuales la sustituyeron, aunque éstas siguieron utilizándose hasta mediados del siglo XVII debido a su mayor capacidad de carga.
Algunas desventajas
En un principio, este tipo de embarcación tenía inconvenientes por su gran tamaño.
Entre ellos estaba su deficiente maniobrabilidad y gran lentitud. No obstante, con el tiempo se pudieron ir solventando tales deficiencias al implementarse cambios con lo que se pudo mejorar tales inconvenientes gracias a los adelantos técnicos que iban surgiendo.
Otro aspecto a mejorar en la carraca era que, en virtud de su gran calado, que es la distancia vertical entre un punto de la línea de flotación y la línea base o quilla, incluido el espesor del casco, solo podían hacer operaciones de carga y descarga en puertos de altura, ya sea marítimos o fluviales, que pudieran atender embarcaciones tan grandes, o de lo contrario debía anclarse a determinada distancia de la costa.
Tal condición restringió a la carraca de maniobrar en puertos de cabotaje, en virtud de las pequeñas dimensiones y profundidad de estos.
Otra desventaja de la carraca, para la época medieval, era el alto costo implicado en su fabricación.
Esto se debía a que los estados nacionales europeos de entonces eran solo de tipo nominal, pues en la realidad se trataba de territorios feudales y de las llamadas ciudades estado, que contaba con muy pocos recursos para llevar a cabo la construcción de carracas.
Primeras construcciones
Las principales carracas fueron de procedencia portuguesa, veneciana y genovesa. No se habían popularizado aún las españolas.
Las primeras construcciones cuentan en su haber los gigantescos buques de guerra del siglo XVI, como el portugués Santa Catarina do Monte Sinaí o el que llevaba el mismo nombre del rey Enrique VIII, quien fuera el creador de la Royal Navy, Henry Grâce à Dieu de 1514, mejor conocido como «Gran Harry», y el Mary Rose de 1510, que sería reformado en 1536.
Estos fueron ejemplos de estas embarcaciones que exhibían cierta fastuosidad y que permitieron la implementación de las nuevas tecnologías que se fueron implantando.
Estos buques en específico incluyeron cañones de bronce en varias cubiertas y sus popas planas, eran, a pesar de los imponentes castillos, prototipos de los futuros galeones armados.
Asimismo, se reconoce la importancia de otras carracas como fueron La Charente de Luis XII de Francia, en la cual se transportaron 300 piezas de artillería y 1.200 soldados.
También está la carraca portuguesa de S. Juan Botafogo, que fue la más grande de ese tiempo y contaba con 200 cañones. Se usó en la jornada de Túnez para apoyar a Carlos V.
Otras carracas famosas fueron:
- São Gabriel, comandado por Vasco da Gama en la expedición portuguesa de 1498.
- Flor do Mar, la cual prestó servicio durante más de nueve años en el Océano Índico. En 1512 se hundió comandada por Afonso de Albuquerque tras la conquista de Malaca con un enorme botín, convirtiéndose en uno de los míticos tesoros perdidos.
- La Dauphine, el barco de Verrazzano que exploró la costa atlántica de América del Norte en 1524.
- Grande Hermine, en el que Jacques Cartier navegó por primera vez el río San Lorenzo en 1535. Fue el primer barco europeo que navegó por este río más allá del Golfo.
- San Antonio, propiedad personal del rey Juan III de Portugal, que naufragó frente a la bahía de Gunwalloe en 1527 y cuyo salvamento estuvo a punto de provocar una guerra entre Inglaterra y Portugal.
- Great Michael, barco escocés, en su momento el más grande de Europa.
- Peter Pomegranate, construido durante el reinado de Enrique VIII. Los historiadores refieren que las carracas militares inglesas como éstas solían llamarse buques.
- Santa Anna, un diseño particularmente moderno encargado por los Caballeros Hospitalarios en 1522 y a veces aclamado como el primer barco blindado.
- Madre de Deus, que fue apresado por la Marina Real frente a la isla de Flores en 1592 con un cargamento de enorme valor.
- El Santa Catarina, apresado por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales frente a Singapur en 1603.
- Peter von Danzig, barco de la Liga Hanseática en los años 1460-1470.
¿Para qué se utilizaba?
La carraca podía ser utilizada tanto como barco de mercancía o barco de guerra. En un principio se empleó para el comercio europeo desde el Mediterráneo hasta el Báltico.
No obstante, rápidamente se comenzó a emplear primordialmente para transportar mercancías en vista de la nueva riqueza de comercio que empezó a abundar entre Europa y África y, más tarde, con las Américas al crearse el comercio transatlántico.
En sus formas más avanzadas, los portugueses fueron los que más la usaron para el transporte comercial de manera de poder trasladar sus materias primas y productos entre Europa y Asia a partir de finales del siglo XV.
En el entorno bélico se le usó para el traslado de tropas, incluso de ejércitos a caballo.
Mejoras a través del tiempo
Muchas de las mejoras que se hicieron a las carracas se efectuaron a finales de la Edad Media, en especial a partir del siglo XIV. Dichos cambios contemplaban la incorporación de nuevos mástiles, más velamen, incluyendo velas latinas, cambios que hicieron que aumentara, además de su resistencia y capacidad de carga, su fortaleza como la gran embarcación que dominaba las rutas marítimas de comercio.
Prestaron servicio desde Islandia en el norte, las Azores en el oeste y las costas africanas, incluso el océano Índico en el sur. Con el paso del tiempo se fueron incorporando adelantos significativos a la embarcación.
El principal de ellos fue la incorporación de timón de codaste en sustitución de los timones de espadilla.
Este timón de codaste, en el mundo náutico, era aquella pieza móvil vertical plana que servía como prolongación del codaste con el cual se establecía el rumbo de la embarcación.
Estaba formado por tablón, una pieza de hierro o algún material polimérico resistente ajustado con goznes en el codaste o prolongación de la quilla por la parte de la popa.
Su tamaño y calado le daban prestaciones muy importantes y apreciadas, tal como la de transportar grandes cargamentos, siendo en su momento la mayor embarcación de cargas diversas, incluso de tropas completas.
Asimismo, se resalta su resistencia por la solidez de su armazón, haciéndola fiable para el transporte, aunque, en situaciones de tormentas, su desempeño dejaba mucho que desear.
No obstante, las mejoras efectuadas permitieron un desempeño y rendimiento más óptimo, siendo capaz de realizar travesías más largas.
Europa en su conjunto tenía, en ese momento, el dominio mundial en materia de construcción naval gracias a estas grandes embarcaciones que le permitía conquistar nuevas tierras.
Más tarde, el descubrimiento de América y la consolidación de estados nacionales en Europa como Inglaterra, Holanda, Francia, Portugal y España hicieron que se lograra recolectar fondos importantes para la construcción de flotas de mayor tamaño a fin de poder explorar el Nuevo Mundo.
Características de la carraca
La carraca se le consideraba como el gran buque de carga del siglo XVI, en el que se desplegó la era de la exploración, durante la cual se hicieron descubrimientos de nuevos territorios, se transportaba mucha carga y tropas por vía marítima a tierras lejanas.
De hecho, el célebre explorador marino y militar portugués Fernando de Magallanes, por ejemplo, empleó en algunas de sus expediciones carracas.
La carraca se destacaba por su casco de alto bordo redondeado, sensiblemente más grande, proporcionando la colocación de varios puentes superpuestos.
Contaba con amplios espacios que ofrecían lugar para una gran tripulación, provisiones y la carga necesaria para el comercio de las Indias Orientales.
Su tamaño y estabilidad permitían montar cañones.
Se elevaba en el agua con el prominente castillo de proa, junto con el habitual castillo de popa, dándole una característica forma de «U».
La altura de los costados lo hacía prácticamente invencible ante los ataques de pequeñas embarcaciones, lo que a menudo era un problema en las Indias Orientales.
El castillo de proa situado justo encima de la roda, con el bauprés saliendo de su parte superior, dificultaba la navegación a barlovento, por lo que desapareció en los galones que vinieron a continuación.
El aparejo tipo cuadra con mesana latina es típico de la época, pero se incluyó una segunda fila de velas superiores a fin de que se pudiera impulsar este pesado barco.
La carraca fue la primera embarcación que contó con tres palos o mástiles en la cubierta como son:
- El trinquete, en el que se izaba una vela a la que se le llamaba trinquete.
- El palo mayor, llevaba velas cuadradas llamadas mayor y gavia
- La mesana, que era la vela latina triangular.
Más tarde se incorporó un cuarto palo al que se denominó contramesana y que se ubicó en popa con vela latina.
Con el transcurrir de los años el velamen se complicó añadiendo nuevas velas cuadras a los dos primeros palos.
Se fue incrementando el número de velas de manera de facilitar la navegación con viento de través y de popa, aun cuando resultaban contraproducentes cuando había viento de bolina.
Casco
Esta importante armazón o estructura externa mayormente sumergida de la carraca es el que le permitía la flotabilidad y también determinaba en gran medida la maniobrabilidad del barco al navegar.
Se caracterizaba por tener la relación de aproximadamente 3 entre la eslora o longitud del barco y la manga o ancho de la nave.
Sobre la cubierta del casco descansaban tanto el alto castillo de proa como el de popa de grandes dimensiones.
El castillo de proa que sostenía el casco formaba parte integrada de esta estructura, a diferencia de otros barcos, en los que este castillo se hallaba superpuesto.
Había también en la cubierta el combés, espacio entre el palo mayor y el trinquete o mástil vertical en la proa, así como la toldilla o parte más alta que sirve de techo a la cámara alta o del castillo de popa. Se localiza desde el palo de mesana, o mástil de popa, hasta el coronamiento de popa.
En el combés se encontraba una escotilla de carga.
El casco estaba reforzado con grandes cintones y con bulárcamas, que era la ligazón de madera gruesa y ancha.
El castillo de popa, referido también como alcázar de popa, domina desde la parte posterior de la nave toda la cubierta principal y solía tener más de dos puentes incrustados en la constitución del barco, donde se colocaban los cañones, luego de que se abrieron unas puertas, en batería para aumentar el empuje.
Asimismo, se observa esta estructura en el alcázar de popa, en el que gracias a la solidez del casco, podía estar compuesto de dos o más puentes llamados alcazarillos. También se podía montar cañones de guerra.
Aparejo
En ámbito marítimo se conoce como aparejo al conjunto de palos o mástiles, velas, vergas y jarcias, que hace posible a la embarcación ponerse en movimiento aprovechando las corrientes de aire que la impulsa.
La fuerza del viento se transmite directamente sobre las velas, las cuales lo llevan al palo y a la jarcia, según la disposición de las velas. El conjunto transmite el empuje al casco del barco.
En un principio, se construían las carracas con un solo palo, luego fueron evolucionando hasta que, a finales del XVI, se le incorporaron tres palos e incluso algunas tenían cuatro.
Los mástiles tenían masteleros, constituidos por cada una de los palos menores ubicados sobre los principales en la mayor parte de las embarcaciones a vela redonda.
Estos masteleros sirven para sostener las gavias, juanetes y sobres y llevaban cofas o especie de plataformas redondas de madera ubicadas en lo alto de los palos mayores, en la que se podían situar algún arquero o el vigía encargado de avistar de cualquier peligro acechara al barco.
En la carraca el palo más sobresaliente era el mayor. Le seguía en altura el trinquete y, finalmente, el mesana.
El velamen de las carracas contemplaba en su estructura en el siglo XV las siguientes partes:
- Vela mayor, en ocasiones también llamada cebadera, ubicada en el palo del bauprés.
- Velas cuadras sujetas al mástil del trinquete y del velacho, vela ubicada sobre el trinquete.
- Velas cuadras para el palo mayor y gavia.
- Vela latina de la mesana, y latina o cuadra de la sobremesana. En ocasiones, se utilizó vela latina en la contramesana, que es el mástil orientado más hacia la popa.
Arboladura
La arboladura de la carraca constituía una parte esencial de la embarcación, pues en ella estaban incluidos todos los palos a los iban sujetas todas las velas requeridas para la óptima navegación de la nave.
De manera tal que la arboladura era parte del aparejo del barco y consistía en el conjunto de árboles y vergas de la carraca, siendo utilizada la palabra «árbol» como un sinónimo de palo o mástil.
Con el pasar de los años, la arboladura fue sustituida por un motor auxiliar, pero en tiempos antiguos en los buques de vela, la arboladura es una estructura indispensable, siendo el único medio de propulsión, con lo cual la arboladura era todavía más relevante.
La arboladura es la que hace posible que el velamen de la embarcación puede aprovechar el viento para impulsarse, cuya fuerza eólica es transmitida a las velas y el conjunto de la arboladura lo transfiere el impulso al casco.
Todo el peso del aparejo se halla soportado sobre todo por los mástiles, que son palos verticales de gran tamaño, por un lado, y por las vergas, que son los palos transversales que le dan soporte a las velas.
Asimismo, entran en juego las jarcias que son las cuerdas y los cabos.
Son muchos los componentes de la arboladura, entre los que podemos mencionar:
- Antena, que era la torre metálica que remata la entena de los barcos.
- Artimón, es el palo de la nave más próximo a la popa.
- Asta era el extremo superior de un mastelerillo.
- Bita, que es cada uno de los postes de madera o de hierro que sirven para dar vuelta a los cables del ancla cuando se fondea la nave.
- Botalón o palo largo que se saca hacia la parte exterior de la embarcación según se requiera.
- Caída es la inclinación o ángulo agudo que, con la vertical, forma el palo de un barco.
- Candelero es cada uno de los puntales verticales, generalmente de metal, que se colocan en diversos lugares de una embarcación para asegurar en ellos cuerdas, telas, listones o barras y formar barandales.
- Cangrejo o verga que tiene en uno de sus extremos una boca semicircular por donde ajusta con el palo del buque.
- Carlinga o hueco, generalmente cuadrado, en que se encaja la mecha de un árbol u otra pieza semejante.
- Coz es el extremo inferior de los masteleros.
- Cruz o punto medio de la verga de figura simétrica.
- Entena o vara o palo encorvado y muy largo al cual está asegurada la vela latina.
- Juanete es cada una de las vergas que se cruzan sobre las gavias, y las velas que en aquellas se envergan.
- Varios tipos de mastelerillo.
- Mecha que es una especie de espiga de forma prismática cuadrangular en que terminan por su parte inferior los árboles y otras piezas.
- Nabo o madero redondo que sostiene una verga.
- Paloma que es la parte media o cruz de una verga.
- Percha que es el tronco enterizo del árbol.
- Tamborete es el trozo de madera que sirve para sujetar a un palo otro sobrepuesto.
- Tiple o palo de una sola pieza.
- Tormentín que el mástil pequeño que iba colocado sobre el bauprés.